A veces es más fácil si se tiene compañía para, por ejemplo, salir a caminar. Así lo cuenta Ana, que cuando dejó de tenerla cambió al gimnasio para hacer ejercicio de nuevo en compañía con un grupo y aún hoy sale a caminar si va con su pareja o con el resto de la familia.
No me acuerdo tampoco hasta donde llegaba, pero bastante alta, bastante alta la tenía y hasta que ya luego empecé a caminar, salía con mi amiga, caminábamos en (nombre de lugar), subíamos, hacíamos ocho kilómetros, además ya después íbamos en plan a reírnos a hablar, hablábamos de todo, de ella de su familia, yo de mis hijos y lo pasábamos muy bien. Fue una época, estuvimos como tres años caminando.