Entrevista 5
Parentesco: Hija
Sexo: Mujer
Edad en el momento de la entrevista: 40 años.
Amaia junto con su hermana ha cuidado de su padre durante muchos años ya que éste fue diagnosticado de un Cáncer de hígado del que se recuperó gracias a un trasplante de un familiar. Más tarde sufrió una trombosis necesitando rehabilitación y logopedia. Después le han diagnosticado una metástasis renal, por lo que se operó y ha recibido quimio y radioterapia. La aparición de metástasis pulmonares ha requerido de oxígeno en casa y desde entonces recibe cuidados paliativos.
Desde muy joven ha convivido con problemas de salud importantes, ya que su madre y su tía sufrieron cáncer. Con la enfermedad de su padre decidió dejar su domicilio particular para, junto a su familia, irse a vivir con él. Cree que vivir en la casa de padre hace diferente como se vive el proceso de cuidar.
En su experiencia ha vivido momentos de mucho sufrimiento, de incertidumbre, de rabia, de impotencia, de sentirse sobrecargada y de muchos cambios. Recuerda que han vivido días buenos, regulares y malos, pero siempre ha buscado alicientes para seguir luchando cada día. Cree que ha sido muy importante acompañar y hablar mucho cada día con su padre.
Aunque el proceso es duro su padre siempre ha querido saber la verdad y han podido hablar en la familia, de la enfermedad y de la futura muerte. Amaia ahora tiene miedo a que ocurra este momento, pero cree que van a estar tranquilos por haber hecho bien todo aquello que tenían que hacer.
Valora como positivo que se ha sentido siempre acompañada por su familia. Esta muy agradecida a los profesionales de cuidados paliativos, valora su disponibilidad para acompañarles y ayudarles a todos sin límite de horarios.
El padre de Amaia falleció unos meses después de realizar la entrevista
“El apoyo tanto allí en las consultas como el apoyo por teléfono, como desde luego en los momentos de ingresos, del equipo médico, de…, me da igual, de los residentes, de las enfermeras de la planta, concretamente de paliativos, de los auxiliares, la sensibilidad, la atención, el apoyo, el hacer preguntas a veces tontas o repetitivas y siempre una buena respuesta, palabras amables y una sensación de tranquilidad inmensa. Un decirte siempre lo que hay como están las cosas en un ambiente cálido, con unas palabras adecuadas, no engañando, que eso siempre lo hemos valorado un montón. Haciendo participe siempre de todo, preguntándote en todo momento ¿Qué necesitas? Cuidando tanto al enfermo como a los que estamos acompañando en el proceso, ¡ufff! Todo… es que el equipo”