Edad en el momento de la entrevista: 58
Género: Femenino
Fecha de primer contagio: marzo 2020
Fecha de la entrevista: agosto 2020
Inicio
En marzo de 2020 la participante acudió a una excursión con motivo del Día de la Mujer. Al cabo de una semana empezó a sentirse mal con fiebre y dolor en todo el cuerpo. Cuando acude al consultorio ya va con tos y la separan ante la sospecha de COVID-19. Su doctora le solicita aislamiento en casa, donde vivía con su madre muy mayor y enferma, así que decide que es mejor que vaya a casa de otra hija.
La participante no tarda en empeorar y su doctora la visita en su domicilio desde donde es trasladada en ambulancia al hospital por sospecha de neumonía. Allí, le hacen un test y da negativo para el virus de la COVID-19 pero sigue con síntomas sospechosos y su malestar no mejora. Pasadas dos semanas vuelve a dar negativo, pero su situación no cambia. Finalmente, es a principios de junio cuando da positivo en un test que confirma que fue COVID-19 lo que tuvo.
Vivencias
La participante experimentó el cribado y la lista de espera para acceder a los tests en plena primera ola de pandemia. También vivió las dudas acerca de su diagnóstico, no sólo de COVID-19 sino de la propia neumonía, dudas por las que fue enviada de vuelta a su domicilio hasta tres veces, tiempo durante el cual manifestaba todos los síntomas que se conocían de COVID-19: fiebre, dolor corporal incluido dolor de cabeza, tos, decaimiento, dificultad al respirar, pérdida de gusto y olfato, … Nadie de su familia se contagió.
La confirmación de que tuvo COVID-19 llegó en una prueba serológica en el contexto de su trabajo un par de meses después. Se quedó en shock en ese momento porque piensa que podía haber muerto sin ser siquiera contabilizada como contagiada. Asimismo, sintió rabia porque dice que le intentaron convencer de que era “una blandengue” y que no le pasaba nada.
Como parte positiva de su vivencia plantea que, a pesar de una dolencia previa, sus pulmones han quedado bien y considera que su matrimonio se ha afianzado a través de la preocupación y la atención en los cuidados. Por otro lado, en el momento de la entrevista mantiene molestias en la garganta, ha perdido un poco la voz, tiene la musculatura débil, y el cansancio continúa, lo que le afecta mucho física y anímicamente cuando siempre ha sido muy activa, afectando también al trabajo. En el momento de la entrevista sigue haciendo rehabilitación terapia respiratoria. Pero -al menos antes de la llegada de la vacuna- se le ha quedado el miedo a estar con mucha gente, algo que evita. Incluso ha experimentado rechazo social por su diagnóstico.
Recomendaciones
Ella considera que hay que valorar la labor del personal sanitario especialmente en este contexto de pandemia, su sacrificio, aunque es importante que el personal sanitario escuche lo que cuentan sus pacientes.
Echa en falta que no se ofrezca más apoyo psicológico.
Opina que hay que valorar a las personas mayores y a la familia, y valorar lo que tenemos.
Apreciar la vida propia y la de los demás a través de la prevención y cuidados.