VICENTE
Edad en el momento de la entrevista: 63 años
Género: masculino
Fecha de primer contagio: marzo 2020
Fecha de la entrevista: febrero 2022
Inicio
A comienzos de marzo de 2020, antes de que se decretase el confinamiento, Vicente empieza a sentirse mal tras estar pasando consulta a sus pacientes sin ningún tipo de protección durante todo un mes de febrero en el que ya empezaba a oírse a hablar del COVID-19.
Lo que al principio le parecía un cuadro gripal de tos, dolor y malestar empieza a complicarse al quinto día con síntomas como dificultad respiratoria, somnolencia y agotamiento que le llevan al hospital. Allí se confirma su diagnóstico de COVID-19 con insuficiencia respiratoria por una neumonía bilateral.
Vivencias
Le prescriben combinaciones de fármacos antivirales que, señala, después se han comprobado inútiles ante la infección, pero era lo que había en esos primeros momentos. Asimismo, Vicente experimentó el aumento de casos y por tanto de ocupación del hospital por pacientes y, debido a ello, aunque le decían que debía estar en PRE-UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) no tenían sitio por lo que, previo consentimiento firmado por su parte, probaron un tratamiento con corticoides. Mejoró y considera que así evitó la UCI cuando entrar en ella tenía una probabilidad alta de no salir con vida por la gravedad de la situación.
Destaca que en esa primera ola las habitaciones COVID del hospital eran “nidos de virus enormes” porque no se ventilaba -no se pueden abrir del todo por seguridad- y podían quitarse la mascarilla en las habituaciones no compartidas, lo que exponía al contagio al personal de todo tipo que entraba a hacer su trabajo: sanitarios, limpieza, comedor, …
Durante su estancia perdió diez kilos, pero finalmente consiguió salir del hospital todavía en pleno confinamiento general. Así, a la hora de los aplausos por las tardes en el vecindario, conociendo su profesión médica y por lo que había pasado, le aplaudían a él también. Eso le emocionaba mucho en una época en la que se sintió especialmente sensible como no le había pasado antes. Pensó, por ello, que la reincorporación iba a ser dura viendo a pacientes de su cupo graves, como lo estuvo él, o bien directamente morir, pero optó por “sobrecompensar” a través de la hiperactividad, leyendo artículos científicos -hizo lo mismo para la Gripe A- y publicando en Twitter sobre la pandemia, además de pensar que ya tenía anticuerpos que le protegían. Su mujer, por cierto, en el momento de la entrevista no se había contagiado ni esa vez siendo conviviente con él ni otras en las que otras personas allegadas estaban infectadas también.
En el momento de la entrevista ha decidido renunciar a lugares que no aplican medidas de purificación del aire como los cines y otros espacios comunes tales como restaurantes, bares y transporte público que le parezcan inseguros por falta de estos dispositivos o por el mal uso o ausencia de la mascarilla.
Recomendaciones
A sus colegas sanitarios les diría que no se pierda nunca el toque de relación humana con sus pacientes, aunque las condiciones de trabajo no sean las ideales.
