Sandra tenía que mentalizarse mucho para afrontar la jornada sin que el cansancio le perjudicara a ella y su labor con otras personas.
"Yo tenía que dormir porque yo estaba con un temperamento, un mal humor, una cosa que es que yo me comía, me comía a la gente. Yo iba al trabajo y decía “dios mío tengo que dejar mis problemas en esta puerta porque es que yo trabajo con pacientes", que mi mal humor me lo tengo que tragar porque es que no pueden pagar el mal humor que yo traigo porque no duermo, porque estoy cansada … por lo que sea. Imagínate todos los días me tenía que poner el chip, pero todos el día me lo tenía que poner, recordármelo yo misma: “entro a trabajar, esto tiene que cambiar, vamos la sonrisa”. Yo sola porque es que si no me como al que sea delante de mí, porque es que trabajas de mala hostia, trabajas mal y ya aguantas el cansancio pero cuando se convierte en meses, en años, no lo aguantas, no lo aguanta nadie, te cambia la vida, tienes trastornos. Todo, todo, te cambia la vida, el no dormir es horrible. Yo por cuánto, yo dormir para mí es indispensable ya."