Para María del Pino ha sido duro renunciar al trabajo.
"Yo cuando empecé a salir, luchando todos los días, según llegaba la noche, echaba de menos el trabajo. Ya le digo `ay Dios mío, voy a ver si, haciendo el esfuerzo puedo ir a trabajar.´ Entonces cuando fui al tribunal médico, me dijo `mi niña tú no puedes trabajar.´ Eso me hundió. Es como si me hubiese cortado las alas y hasta la fecha. Eso sí que me … Y hay noches o algo que, las películas de casino y todo eso, yo me hincho a llorar, porque me acuerdo de la gente cuando a mí me trataban bien, me lo respetaban unos a otros y me hinchaba de llorar. Ay Dios mío, con catorce años y dieciocho trabajando y éramos como una familia. Y eso sí que he echado yo de menos, pero, cuando no se puede… Y me tengo que hacer a la idea, porque son catorce años y yo todavía tengo esa sensación de que yo podría trabajar, pero no. Pues en mi casa me he puesto a practicar digo `qué va´, no, es que ni la muevo, es que no muevo la bandeja de la mesa. Pues me lo tuve que tomar así, qué voy a hacer. Y poquito a poco.”