A Consuelo ciertas conductas de su hija la desconcertaban –tenía otra mayor con la que no las había vivido– y hasta su grado de atrevimiento le costó muchos sustos porque según nos dice no tenía miedo a nada.
"El niño … está cambiada, ha mamado, está bien, no tiene por qué hacer, quiero decirte cuando era bebé y se estaba durmiendo o se había dormido en el brazo y la dejabas, la intentabas dejar en la cuna, empezaba a mover los brazos, y el hecho de estar moviendo los brazos empezaba a alterarla de tal manera que no eran lloros, bramaba, eran gritos. Entonces nació en noviembre y dije “esto se va a acabar”, entonces la cogía con una toquita y la inmovilizaba, le inmovilizaba los brazo tipo así indio, y la dejábamos inmovilizada y se dormía y entonces la dejabas en la cuna y ya no había ningún problema. Así que ella misma con el movimiento del cuerpo ya se iba alterando a un nivel que no había forma de calmarla y decías “esto no es lógico”. El hecho de no percibir el miedo. Todo niño cuando se sube arriba o se sube al lado, o el hecho de irse con cualquiera, (nombre de la hija) se iba con cualquiera, le dabas la mano y se te la llevaban. Ella siempre ha sido muy abierta pero no, no, no buscaba al padre o a la madre, tenías que estar pendiente completamente de ella porque era un segundo sin verla, y (nombre de la hija) había desaparecido. Los sustos eran alucinantes porque donde menos te la esperases te la habías encontrado. Y además es lo que decía, se subía a la altura de lo que se subiese y bueno, tenías que estar bajo porque la estabas apoyando para subir al tobogán y cuando estaba arriba le decías “te tienes que tirar” y daba, te miraba y se ponía a esa dirección y automáticamente daba la vuelta y se te tiraba en plancha y decías “pero bueno, cómo puede ser que no perciba, vamos, que no tenga miedo ni a la altura”. No lo hacía por la altura, es que lo hacía con muchísimas cosas, quiero decirte, el tocar algo, el no percibir, miedo empezó a percibirlo mucho más mayor, cuando era niña era … tenías que ir continuamente detrás de ella. Era … vamos, (nombre de la hija) era … Mi hermana decía “parece que te estés volviendo loca” digo “no, no, es que con (nombre de la hija) tengo que estar, es que tú no sabes, con (nombre de la hija) de pronto, de repente va a desaparecer y no la voy a encontrar”. Y era así, porque en más de una ocasión nos ha dado un susto, entonces era algo que no atendía, no … ella. Y además notabas que no lo percibía, aunque se lo intentabas explicar, hacer ver, ella era feliz, no entraba en sus esquemas, no lo veía. Entonces era como ir a la piscina y la veías riendo y le decías “no te puedes echar porque tienes que ponerte los manguitos”, pero eso además hasta de más mayorcita, con tres años, que es y tal … y bueno, o la pescabas al vuelo o ya se te había tirado en la parte honda, que da igual, ella no sabía si era parte honda o no, se te tiraba y punto y ya me cogerán. Y así era en casi todo."