Mariángeles pensaba que era un problema de adaptación debido a su adopción.
"Nosotros adoptamos a nuestros hijos hace once años. Eran ya mayores para lo que es habitual en adopción. Tenían siete, nueve y once años y eran tres hermanos."
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"Al principio, los primeros años, los atribuíamos a carencias previas, a la falta de estímulos previos, a todo lo que conlleva tantos años en entornos poco estimulantes y con pocos recursos para el desarrollo. Pues les costaba trabajo …"
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"Nos dimos cuenta que si le decías “ve a tu cuarto, apaga la luz, tráete los zapatos” eran tres cosas y de las tres cosas al final no quedaba ninguna, entonces al final los ves “pero, ¿por qué no te has traído los zapatos?” / “¿cómo? ¿qué?, ¿pero dónde?, pero ¿dónde están los zapatos?”. Claro es que eran tres, era: “ve a tu cuarto, apaga la luz, y tráete los zapatos”. Y eso al principio principio dices “claro, con el contexto de partida de nuestros hijos decías, bueno, esto es una cuestión de inmadurez, una cuestión de adaptación, una cuestión de no sé qué”, luego dices “¡cuánto está durando esto, ¿no?!” y, luego, cuando pasa más tiempo dices “¿qué pasa?". Y eso, en nuestro caso, con mucho malestar, con mucha incertidumbre de si en realidad por qué no lo hacen, por qué no hacen, por qué son tan desobedientes, por qué no podemos tener ninguna rutina en casa, por qué todo es tan difícil y, claro, siempre lo atribuyes a lo que para nosotros era nuestra principal dificultad, o principal tema, que era la adopción: “jolín, esto no está funcionando, aquí pasa algo”."