Amaia considera que, incluso después de fallecer el paciente, los profesionales debieran hacer un seguimiento de los familiares.
"Entiendo que el proceso de enfermedad se acaba cuando el paciente fallece, ¿no? Pero en procesos largos igual debería haber después un poco de… aunque fuera un mínimo contacto, ¿no? O igual un apoyo psicológico: “¿bueno, pues, estáis bien o que estáis haciendo ahora?” Es “¿cómo estáis? Pasa un mes: “¿estáis trabajando, estáis más o menos asumiendo la nueva situación? ¿Estáis…?”