Algunos de los diagnósticos previos –no que sumaban a otros sino que fueron sustituidos por el de TDAH– que han mencionado son: “tristeza” generada por circunstancias de la vida (separación de los padres, miedo a la pérdida...), que era la forma de ser de sus hijos/as, … o que sólo era invención o alarmismo de las madres. Un ejemplo es el de Teresa.
E: Le diagnosticaron TDAH hace sólo un mes escaso.
P: El tiempo que llevo viniendo aquí. Porque antes en ningún momento me dijeron que el niño tenía TDAH. Que tenía el niño ... tenía tristeza. Estuvo en un psicólogo, estuvo en psiquiatra y nunca me lo mencionaron esa palabra. Recomendar eso sí, vamos, al (otro centro sanitario) para que el niño … abajo hay un buen médico y ya verás que el niño va adelante. Pero nunca a mí, la palabra TDAH como tal, nunca la dijeron.
E: Tristeza … y ¿le explicaban, le daban un motivo de esa tristeza?
P: ¡No! Por, por, porque claro, el niño también tuvo problemas con unos vecinos, con una vecina que hemos tenido hace muchísimos años, en fin, que es para toda la comunidad, entonces lo relacionaban con eso: el niño la frustración, la impotencia. Luego a mí es cierto que me operaron.