Marta y Daniel explican la vivencia de su hijo más pequeño (sin TDAH) y cómo ha ido evolucionando, así como sus esfuerzos por tratar de encontrar el equilibrio.
D: Lo que se intenta llevar justamente es un equilibrio entre todos los componentes de la familia.
M: Sí.
E: Porque además aquí hay otro menor implicado que está viviendo los efectos, ¿no?
M: Sí.
E: ¿Y cómo lo lleva?
M: Lo ha pasado muy mal. Ha sufrido mucho. ¿Por qué? Porque los momentos de ira que hemos tenido que vivir la gran mayoría de veces el blanco o el objetivo donde desemboco toda mi ira es en su hermano. Si no era yo era su hermano, pero claro su hermano era más fácil porque era más pequeño, porque con él podía.
D: No lo ha tenido fácil.
M: No lo ha tenido nada fácil. Ha tenido que vivir situaciones que simplemente por la edad “¿por qué tú no y yo sí?” Claro, porque volvemos a la problemática de que no te puedo tratar a tí igual que trato al otro. No puedo, no puedo.
D: Esa tal vez sea la parte más dura.
M: Claro “por qué a mí, por ejemplo, me quitas la tele durante media hora y a él no, ¿por qué?”. Con él hablamos, nos sentamos, le explicamos cuál es la situación, pero es un niño y hoy tiene doce años, con siete años, con ocho años “¿por qué a mi hermano lo tratas de una forma y a mí de otra? ¿por qué a mi hermano le compras esto y a mí no?”. Sin entender.
D: Se pueden dar situaciones que a sus ojos sean absolutamente injustas.
M: Intentamos que no. A veces nos podemos equivocar pero intentamos no equivocarnos, intentamos dar en la misma …intentamos buscar el equilibrio tanto para uno como para otro. Y en alguna ocasión si hay alguien que ha tenido que perder le ha tocado a él. Por cuidar tanto, porque sabemos que la situación de él era delicada, era especial, era diferente y probablemente en alguna ocasión, y me pongo en primera persona, no es que lo descuidara pero sí a lo mejor no lo atendí todo lo que podía atenderlo. Pero también vivimos momentos muy duros con el grande y es difícil cuando eres una sola persona dividirte en dos y más cuando hay tanta … tanta lucha porque me hagas caso a mí, hazme caso a mí, soy sólo una. Ha sido duro, ahora mismo las cosas están muy bien, las cosas han ido cambiando, han ido evolucionando, han ido mejorando, y a día de hoy sí que es cierto que las cosas están como más asentadas, tienen como más …
D: Pero también ...
M: Hay una raíz más fuerte, más sólida.
D: ... al crecer van evolucionando.
M: Hay mucho más entendimiento.
D: Claro.
M: Ya él mismo hermano me dice “Mami, dale esto para que esté tranquilo", "Mami haz esto para que esté tranquilo”, o sea ya él es consciente de que cuando se hace algo no es que a uno lo quiera más que al otro. No, no, no es por eso, entonces intentamos recompensar de alguna manera, y cuando digo recompensar “pues ahora que él está tranquilo vamos a dar un paseo, vámonos a caminar nosotros, vamos a hablar nosotros”.
D: Poner equilibrio. Poner equilibrio más que recompensar.
P: Sí, darle ese cachito que le dí primero al otro “pues ahora un tiempo va a ser sólo para tí y ahora voy a estar contigo”. ¿Por qué? Porque sé que ahora el otro está calmado, ahora sé que el otro está en su tranquilidad, entonces “ahora ven, te rescato, voy a intentar darte a tí lo que antes no te pude dar, te lo doy ahora”. Entonces has sido muy muy muy complicado.