Edu y Silvia no se plantean aceptar la donación de esperma.
H: Yo creo que no.
M: Que no, sí, además pero porque tenemos un hijo. Igual …
H: Y aparte lo hemos hablado antes: si no se puede, no se puede y ya está.
M: Sí, sí, es verdad que una vez que le dijeron a Edu que probablemente se quedaría estéril, etc. … dijimos “sí, bueno, a ver, somos padres, si no se puede tener más hijos no pasa nada, ya tenemos un bebé, estamos encantados con él, no nos va la vida en ello, ya hemos cubierto algo que sí, que queríamos ser padres”.
H: .. ser padres.
M: Ojalá fuésemos padres otra vez y le diéramos un hermano a nuestro hijo, ¿no? ¡Ojalá! Pero bueno no es algo que nos preocupe, que nos quite el sueño, la verdad.
H: Mi hermana ahora, por ejemplo sabes que nos dijo el otro día, ¿verdad?, en Navidad que se ha quedado embarazada otra vez, tiene un nene como el nuestro, de la misma edad, y sí que te aflora un poco el instinto de repente “¡jolín ellos ya otra vez! y nosotros … pues a la espera”.
M: Lo malo es eso, nosotros a la espera y con procesos. Esto es el problema.
H: Pero tampoco nos corre prisa. Sí que es verdad yo qué sé, dices “con dos años uno, pues lo ideal …” Uno está buscando lo ideal y lo ideal no puede ser siempre, entonces somos conformistas. Como vaya viniendo.
M: Pero no, no, yo creo que, no, no haríamos donación de esperma.
H: No.
M: No, no. Si no tuviéramos ninguno, bueno, nos plantearíamos otras opciones. Puede ser.
H: A lo mejor lo seguimos intentando. Se ha acabado el de bote pero no se ha acabado el fresco.