Obsesionarse es una reacción que algunos de los participantes han identificado como un problema importante con mucha repercusión. Anna lo describe así.
Es que había un momento que yo creo que nos focalizábamos más en lo que queríamos tener que en lo que teníamos. Y yo recuerdo que mi madre incluso un momento me decía “Anna, te estás obsesionando tanto con este tema de la maternidad que estás perdiendo un poco la importancia del día a día que es valorar lo que tú tienes, que tienes un hijo pues que tiene …”, no sé qué tenía (nombre del hijo mayor) en aquel momento pues no sé, seis años, y que estaba bien, estaba bien y … Pero te obsesionas tanto y esto sí que es un rasgo que, una forma de actuar, que coincidimos con otras personas que hemos pasado por este proceso, que es que aquel momento quedarte embarazada es tu máxima obsesión y no existe nada más y tu problema es el más, esto es lo más importante del mundo y todo lo otro pasa como a segundo lugar y no valoras lo que tienes. Eso es una cosa que recuerdo mi madre, que me decía “pero es que no, te estás obsesionando, tienes que buscarlo el día a día, el día a día que es lo que tienes y con lo que tienes ya tienes mucho”. Y es verdad. Y esto es lo que me ha quedado de todas estas experiencias, ¿no?, que con lo que tengo … ya tengo mucho. Ya tengo mucho, no necesito más. Y realmente que, después de todas estas experiencias, soy feliz y estoy contenta con lo que tengo. Ya está, ya se me ha pasado esta fobia de maternidad que tengo que quedarme embarazada y que tengo que tener hijos, no, no, es que evidentemente después de tanto sufrir uno ya dice, ya dice “¡se acabó!”. Y ahora estoy disfrutando muchísimo con mi hijo, con mi pareja y con mi familia y con mis amigos, que es lo que realmente me interesa, realmente desfocalizar este tema porque es que yo creo que llegué como a enfermar, porque sólo pensaba en esto. Los quince días antes de la prueba eran bueno “¡es que si no me quedo embarazada me voy a morir, me voy a morir, me voy a morir!”, y no, no te mueres. Pasas un día o dos mal pero después te vuelves a levantar y … suerte a la familia, suerte a los amigos, suerte de mi hijo, suerte de mi pareja y … Lo que hemos hablado muchas veces con mi pareja es que la cosa debe ser muy diferente cuando no tienes un hijo.