Sandra pone como ejemplo la dificultad de su hija para comer o para atarse las zapatillas deportivas hasta que empezó con la medicación.
"Hasta los siete años era ... todo pues eso. Se le caía el tenedor, no es normal que a un niño se le caiga el tenedor cada vez que come siete u ocho veces. Es normal que se le caiga, un día se le puede caer, dos días también se le puede caer pero chica todos los días cada vez que vamos a comer la misma historia, ocho veces el tenedor en el suelo ¡imposible! El tenedor, el jugo, el no sé cuánto. Entonces ya yo me sentaba al lado, vamos a controlar esto, aquello. Así estaba yo, yo no me despegaba, para todo. Pero como el tenedor para hacerse, por ejemplo, para atarse unos tenis, yo a mi hija nunca tuvo tenis de atarse sino ahora. Mi hija tuvo tenis [zapatillas deportivas] de velcro porque la primera vez que se me ocurrió hacer semejante tontería chiquito problema con los tenis, para hacerse el lacito ¡qué va! Eso costó mucho. Eso costó un entrenamiento, unas clases, una cosa, o sea, eso no es …no era normal. O sea para todo era así y ya te digo que se le caía todo, todo de las manos ¡era una cosa! Parecía que tenía en las manos aceite. Cualquier cosa que cogía, pero eso era continuo en mi casa yo oía un ... y ya me entraba una mala hostia, que digo "qué rompió, qué se le cayó, qué pasó". Pero con los profesores igual."
(…)
"No se comía todo. Era una cosa exagerada. Te digo que en mi casa el ... ... ... eso empezó, eso fue de empezar y nunca acabar, eso ya yo me ponía muy nerviosa. Yo ya es que era ... tal. Bueno cuando mi hija se empezó a medicar eso desapareció, al mes ya empecé a oír menos ..., y a los seis meses ya no oía ... Digo “qué maravilla”. Pero le cambió la vida. Ahora mi hija te lo dice, le decía el médico “¿cómo tienes tu cabeza?" / "antes la tenía así" le hacía señas como loca “y ahora está pausada”. Además se le nota."