Catalina relata que le resultaba previsible que la diabetes se le manifestara a alguno de su familia porque su madre lo tenía.
Pues dije, ¡por qué a mí!, con lo que me gusta a mí el dulce, que no me da pereza hacerme nada de dulce, si veo una receta por la tele, a las dos horas yo si tengo los productos ya la hago, y yo digo, para probar, con lo que a mí me gusta hacer dulce y comer dulce ¡por qué a mí me ha tocado!, pero tenía todos los billetes de esta lotería, porque mi madre y mi padre, dicen que eso viene a veces por genética, digo, a lo mejor. Yo con mis hermanas, tengo dos hermanas más, siempre decíamos, yo de esta herencia no quiero, y yo las llamé por teléfono al día siguiente porque mi madre las avisó y llamaron y al día siguiente yo llamé. Les digo, no os preocupéis que estoy bien, porque tenía una que estaba en un cursillo y dice yo no puede venir y no sé qué, M, se llama M mi hermana, digo yo estoy bien, no te preocupes pero “ya os he cogido la herencia” les dije, y pensé que pues me había tocado a mí.