En esta misma línea, David, cuyo hijo también presenta autismo, sugiere trabajar con objetivos, seguir la prescripción profesional, no comparar, “naturalizar”, no estigmatizar, para abordar el TDAH de una forma más ajustada a su realidad.
"Lo que les digo claramente es que se desarmen de cualquier tipo de mitos de lo que vaya a ser tu hijo el día de mañana. En fin, que todo lo que tú pienses, lo que tú proyectes en tu cabeza en el futuro de tu hijo, que lo desarmes, que lo desalojes de tu vida, de tu cuerpo y de tu mente. Que tú trabajes en el día a día. Que trabajes en el día a día, que los objetivos te los pongas a corto plazo, que no te marques grandes objetivos, que el camino se hace andando y pasito a pasito y así es como consigues ir cubriendo objetivos."
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"Que no comparemos que las comparaciones nunca han sido buenas pero que en este contexto son peores porque los desarrollos van por donde van en cada uno. Y luego que se olviden de ser padres terapeutas porque ser padre terapeuta lo que te regala son frustraciones, no te regala otra cosa porque no eres terapeuta. Que intenten naturalizar las cosas, que sigan a pie juntillas los criterios que te vayan marcando los terapeutas porque al final son los profesionales, pero que hagan equipo porque el mejor equipo de un terapeuta es la familia que es la que convive veinticuatro horas al día con el niño y la que sabe cómo es su hijo y como actúa."
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"Y que lloremos lo que tengamos que llorar. Que dejemos salir nuestras emociones. Que hablemos en pareja de la historia. Que intercambiemos emociones de cómo nos sentimos en todo momento que eso, al final, te deja hueco para otras cosas. Y ya está, básicamente eso."