Las vivencias relacionadas con el TDAH en este ámbito pueden diferenciarse, para empezar, entre la familia nuclear (madres, padres, hermanos/as) y en algún caso otros parentescos si conviven en el mismo hogar, así como a la familia extensa (abuelos/as, primos/as, …) y familia política aunque no convivan.
La convivencia familiar puede estar influida por el hecho de que haya más de un diagnóstico de TDAH en la familia, o sospechas de más casos, y por supuesto el grado de afectación (no sólo el tipo sino la mayor o menor gravedad de los comportamientos) así como la conciencia y reconocimiento de las conductas.
DENTRO DEL HOGAR
El hecho de que haya más personas en la familia diagnosticadas de TDAH facilita la comprensión de los comportamientos, lo que contribuye a un mejor manejo de las situaciones de convivencia familiar. Sandra es un ejemplo de aquellos madres/padres que también tienen o son TDAH, en este caso diagnosticado, que entiende a su hija aunque advierte de la diferencia del TDAH entre ambas.
Por otro lado cuando hay otros hermanos/as que conviven y que no tienen ese diagnóstico se pueden generar variadas situaciones: diferencias en el trato hacia los hijos/as con y sin diagnóstico de TDAH, tener que ver el sufrimiento y estrés que se genera en sus hijos por las consecuencias de las conductas de los hermanos/as con diagnóstico de TDAH (pegar, insultos) o las de la sociedad (burlas, rechazo) hacia éstos/as adoptando a veces un rol protector que no corresponde con su edad, la alteración en sus propias relaciones y su contexto por las decisiones tomadas debido al TDAH de su hermano/a como mudanzas o cambios de centro educativo puesto que al menos en algunas etapas de la vida han tenido que priorizar las necesidades del hermano/a con este diagnóstico frente al hijo/a que no lo tiene. Todo ello en ocasiones o según los casos ha podido dar lugar a conflictos que dificultan las relaciones de convivencia familiar.
Consuelo reconoce su incredulidad inicial ante el diagnóstico por parte de su hija mayor, que es la que aparece en pantalla, aunque ésta terminó convencida, y las anécdotas asociadas a la relación entre sus hijas y la percepción de la mayor ante las diferencias en el trato.
En el caso de Jésica los otros hermanos estaban pendientes de diagnosticar en el momento de la entrevista pero ella detalla el impacto que les ha causado la vivencia del TDAH, y su preocupación porque no tengan que asumir responsabilidades que ella considera que no le corresponden.
Teresa aporta un ejemplo de cómo puede ser esa convivencia entre hermanos que no tienen TDAH: las diferencias entre quienes sí lo comprenden y quienes no, qué momentos son los más complicados y cómo lo gestionan todos.
Marta y Daniel explican la vivencia de su hijo más pequeño (sin TDAH) y cómo ha ido evolucionando, así como sus esfuerzos por tratar de encontrar el equilibrio.
Una de las hermanas participantes, recuerda vivencias negativas con su hermano hasta el punto que en la actualidad la relación con él parece estar deteriorada. En sus palabras se entrevé que también eso afectó a la convivencia en general debido a la falta de comunicación.
En algunos casos es justamente en el hogar donde más conductas disruptivas presentan los hijos/as, frente a quienes señalan lo contrario: que el TDAH es algo que se hace visible en el aula pero no en la convivencia familiar. Ambas visiones se recogen en Su concepto del TDAH.
Carmen y Domingo viven más problemas de conducta en casa, mientras que socialmente no parece tener dificultades.
Las estrategias para mejorar la convivencia suelen basarse en la buena comunicación, y en algunos casos en el apoyo de profesionales de la Psicología.
MariCarmen ha aprendido a convivir y lidiar con situaciones difíciles y ha conseguido el apoyo de sus otros hijos.
Cuando en el entorno del hogar hay otros miembros como abuelos/as, las relaciones pueden ser más o menos positivas. En ocasiones, apoyan por ejemplo acudiendo a consultas médicas y en otras han tomado decisiones como la de salir del hogar para evitar conflictos. Ver Impacto vida cotidiana.
FUERA DEL HOGAR
Las experiencias con otros miembros de la familia que no son convivientes sigue el mismo patrón en cuanto a encontrar o no apoyos y comprensión.
Hay casos en los que no hay afectación porque la gravedad de los comportamientos no influye en las relaciones. Un ejemplo es el de Romelia que considera que al ser la variante pasiva queda más camuflado.
Sin embargo en otros muchos casos encuentran los mismos problemas con el resto de la sociedad, que no entiende lo que significa el TDAH y los etiquetan como malcriados y lo consideran como un problema de educación generando rechazo. Ver Sociedad.
También hay quienes reciben comprensión y apoyo positivo, un espacio de escucha y desahogo e intercambio de impresiones. A veces de algunos que han vivido situaciones similares. Descubren así que pueden delegar cuidados y que su hijo/a experimenta una puesta a prueba como persona que les llega a sorprender.
Las conversaciones telefónicas de Marta con su cuñada, que vive en otro país, sobre sus respectivos hijos diagnosticados de TDAH sirven de apoyo a ambas.
David ha comprobado que la convivencia de su hijo con sus abuelos le sienta bien y derriba sus propios prejuicios acerca de cómo imagina prejuiciosamente que va a ser.
Elixabet, con cuya pareja diagnosticado de TDAH aún no convive en el momento de la entrevista, describe muy expresivamente el apoyo de su entorno.
No obstante puede ocurrir que encuentren una postura intermedia entre sus familiares: la de no entender, hasta no estar de acuerdo, ya sea con la medicación o con esa permisibilidad que les parece dejar pasar ciertos comportamientos, pero aceptar y “estar ahí”.
Mariángeles describe cómo gestiona el tema con su madre, que no entiende ciertas actitudes y cuestiona algunas estrategias suyas, contrastando modelos, épocas y contextos socioeducativos.
David ha vivido en su caso muchas de las posturas en la reacción ante estas circunstancias y concluye que la forma en que él y su mujer han “naturalizado” la crianza con un hijo de las características del suyo (ver Historia 12) ha contribuido a la vivencia con sus padres y suegros pero también con su otra hija.
Al hilo de todo ello otro aspecto expresado es la necesidad de coordinar las estrategias adoptadas en el hogar con el resto de círculos íntimos donde sus hijos/as puedan interactuar con sus parientes más cercanos y al mismo tiempo recibir su influencia y consejos y convertirse en referentes. En este sentido se apunta la importancia de comunicar lo que sucede y hacer alguna indicación para coordinar criterios. De este modo se evita sentimientos de rencor o malos entendidos. Incluso alguno/a ha adoptado un rol divulgativo del TDAH para que sus familiares sepan identificar indicios por si detectan otro caso en la familia. Ver Recomendaciones a otras madres, padres y parejas.