Sandra es un ejemplo de aquellos madres/padres que también tienen o son TDAH, en este caso diagnosticado, que entiende a su hija aunque advierte de la diferencia del TDAH entre ambas.
"Es que era un problema para todo. Y yo decía “pero esto no puede ser normal”. Yo soy hiperactiva, como mi hija, con la diferencia que yo tengo una capacidad de memoria que es extraordinaria, y yo estoy hablando con tres personas y las atiendo a todos, no pasa nada. Maravilloso en mi trabajo. Pero es diferente la hiperactividad mía. La edad que yo tengo y yo soy hiperactiva, yo me levanto a las seis de la mañana y yo no paro hasta las tantas de la noche y puedo seguir la rueda que no pasa nada. Pero mi hija no. Mi hija la actividad ... si le doy actividad tiene más actividad ¡vamos! nos puede volver locos a todos, pero a ella se le ha ido bajando, a dios gracias. Eso es bueno para ella. Y que tenga una actividad normal. Ni mucho ni poco. Porque la hiperactividad si no la controlas es mala. Yo la he vivido toda la vida. Yo entrenaba cuatro horas, tengo siete medallas en gimnasia rítmica, iba a clases de solfeo, iba a gimnasia rítmica, iba al colegio, iba a tal, yo aprobaba todo con buenas notas, tranquilamente sin estudiar ni dar un palo al agua, era … la diferencia era que yo tenía una capacidad de memoria impresionante. Yo veía ... lo largaba. Ahora tenía una hiperactividad que eso, vamos, aburría hasta al más guapo. O sea una actividad horrorosa. Eso empezar … pues yo podía dormir dos horas y me levantaba a jugar al tenis "¡vamos, venga, que hay que hacer ..., eso es poco, eso …!" Todo se me quedaba corto."