El camino previo al diagnóstico de TDAH no siempre es en línea recta. En algunos casos es más o menos directo y rápido, pero en muchos otros se vive como un periplo entre diferentes profesionales y/o diagnósticos previos.
A partir de los indicios y detección (ver Indicios previos) acuden o les remiten a Orientación o delegan en Pediatría desde donde en ocasiones no atienden sus demandas o les remiten a su vez a especialistas: Psicología, Psiquiatría, Otorrinolaringología y/o Neurología, entre otros. En ocasiones, además optan por la vía privada para acelerar el proceso, porque disponen de seguros médicos o tienen algún profesional sanitario de confianza, y el abanico se amplía a otras vías como consultorios terapéuticos sociosanitarios o de otra índole (ver Terapias).
Romelia y Ana son ejemplos de cómo la red sanitaria que conocían allanó el camino hacia el diagnóstico. En el caso de Romelia encontró en la sanidad pública la atención psicológica y psiquiátrica que le daría la respuesta. Y en el de Ana la trayectoria médica previa en Neurología, debido a la Prematuridad (nacer antes de la semana 37 de gestación) de su hijo, le proporcionó la red médica que facilitaría conocer el diagnóstico de TDAH.
PERIPLO DE PROFESIONALES Y PRUEBAS
Muchas otras de las personas participantes, en cambio, tienen una vivencia distinta de esta etapa ya que experimentaron recorridos más complicados para llegar al diagnóstico de TDAH. Yaiza pudo llevar consigo un informe del centro educativo acerca de la conducta de su hijo a todas las especialidades por las que lo llevó, y que combinaron el ámbito público y el privado, para averiguar qué le pasaba. Y Teresa relata que en el servicio hospitalario de Salud Mental la derivaron a un centro hospitalario pediátrico especializado adscrito al primero.
Marta cuenta las esperanzas que tenía de poner fin al periplo, pero no termina de conseguirlo.
PERIPLO DE DIAGNÓSTICOS
En algunos casos asociada a esa deriva de consulta en consulta y pruebas y más pruebas, en función de las observaciones recibidas y los resultados de las segundas también han vivido una sucesión de diagnósticos hasta llegar al del TDAH. Esto indica una dificultad de encontrar un diagnóstico definido que se traduce en una tardanza que marca asimismo su vivencia. Así lo explica Carmen.
Algunos de los diagnósticos previos –no que sumaban a otros sino que fueron sustituidos por el de TDAH– que han mencionado son: “tristeza” generada por circunstancias de la vida (separación de los padres, miedo a la pérdida...), que era la forma de ser de sus hijos/as, … o que sólo era invención o alarmismo de las madres. Un ejemplo es el de Teresa.
O el de MariCarmen, a quien le dijeron que su hijo “es así”, sin más etiqueta o herramientas para tratarlo.
En el caso de Marta describe haberse sentido calificada de “madre histérica” que ve negada su detección de indicios.
También hay que apuntar en este sentido que incluso si el propio diagnóstico de TDAH se obtiene pronto es cierto que los y las profesionales que les han atendido han procurado esperar a una cierta edad para confirmarlo. A Jésica le pasó esto y nos lo detalla así.
El caso de David fue diferente, ya que ya había un diagnóstico de autismo y al contar los nuevos indicios pudieron hacer la valoración y diagnóstico de forma rápida.