Para Marta y Daniel era mejor evitar situaciones que pudieran generar problemas, por ejemplo comentan la etapa en la que evitaban ir al parque infantil o en el horario donde había más niños.
M: Evitar ir a un parque porque no quieres tropezarte con nadie y si vas vete a las ocho de la mañana porque sabes que a esa hora no hay niños, que juegue el tuyo solo y cuando empiecen a llegar lo recoges y te vuelves a casa.
D: Es una cuestión …
M: Es horroroso.
D: … muy dura, muy dura, muy dura en el sentido de tú en multitud de ocasiones llegas a pensar “soy una madre, un padre nefasto”.
M: Y ya no sólo es que pienses en eso, ya sólo es ver cómo todos los niños hacen un juego y el tuyo no puede entrar y el tuyo llega llorando y dice “¿por qué yo no? yo quiero jugar, quiero ir a jugar a la pelota porque están todos jugando y a mí no me dejan” porque ya los padres se han encargado de decir “con este no”. Entonces cambias tus hábitos, cambias tus rutinas y dices …
D: Al final salvando un poco las distancias esto es como la peste negra.
M: Sí, sí … es una forma de ...
D: Estigmatizar de alguna manera a los niños.
M: Sí, totalmente. Cambias tus rutinas, cambias tus hábitos y dejas de ir al parque a las diez de la mañana. No sé ni cuántos años estuve yendo al parque a las ocho de la mañana, no sé ni cuántos años, para que no se tropezara con ningún niño. Bueno pero era lo que había, prefería eso antes que verlo llorar.
D: Claro.
M: Antes que verlo querer jugar y no poder porque no lo dejaban. No es porque puede ser un niño tímido y que le cueste ir donde están los demás, no, no, es porque yo quiero pero es que no me dejan entrar, no me permiten, porque ya mi padre me dijo “con ese niño no” o porque mi madre me dijo “la pelota es tuya y tú eres el que mandas ¿tú quieres que juegue? pues entonces no juega”. Bueno hablando con la hermana básicamente el punto de encuentro era la sociedad.
D: Claro porque todo al final …
M: Cómo nos juzgan, cómo nos señalan con el dedo.
D: Sí.