Raquel cuenta la naturalidad con la que trata su pareja su diagnóstico y cómo se refleja en su gestión de situaciones del día a día con ella, y cómo se lo explicó
P: Hombre, yo tampoco es que le comenté, no le dije “oye mira, que tengo TDA”. Porque no me parece algo muy importante, en plan, no me parece algo que quepa destacar en una persona. Entonces yo realmente no le dije nada, simplemente un día surgió que mi mejor amiga me dijo no sé qué del TDA y ahí fue cuando me dijo “que tienes déficit de atención” y le dije que sí. Y él pues me ha dicho que me lo nota en muchas cosas, en plan, cuando me empano también me lo dice mucho, porque siempre que me empano él me ve y está ahí para decirme “Raquel, desempánate”. Y él está acostumbrado a que me empane ocho veces al día, o nueve, y él lo ve y … O por ejemplo me está hablando de algún tema, igual yo le estoy escuchando, pero llega un momento en el que dejo de escucharle y él lo sabe y él me dice “Raquel, tal”, en plan escúchame. Y a mí se me ha ido, le estoy escuchando y dejo de escucharle, me pongo a pensar en otra cosa, entonces me dice “¿me estás escuchando?” y yo como “lo siento, no tal, vuélvemelo a repetir” y me lo vuelve a decir, pero es algo que tiene que hacer muchas veces.
E: Bueno, lo lleva bien, entiendo.
P: Sí, lo lleva.
(...)
E: Y cómo se lo explicaste, por cierto.
P: Pues nada, le dije que bueno, según mi punto de vista, digamos que yo veo como tres tipos de hiperactividad. Están las personas que tienden a comportamientos más agresivos, que son así como más conflictivos, más … tienen los sentimientos muy a flor de piel, sabes, saltan mucho. Luego están las personas más inquietas, que son las hiperactivas, que pues se mueven mucho, están … bueno, hiperactivos vaya. Y luego pues están las personas que se desconcentran con más facilidad, que tienen déficit de atención, que ahí es donde pues estoy yo.