Para Marta y Daniel ser paciente es un consejo que han recibido y transmiten reconociendo que no resulta fácil.
D: No son personas con las que no puedas razonar en absoluto en ningún momento del día. Sólo tienes que encontrar el momento adecuado para poderlo hacer. Que a veces no es fácil.
M: Y tienes que saber cómo hacerlo también. A un niño de estos no puedes ir a "¡pues te sientas aquí porque lo digo yo y punto!”.
D: Imposible.
M: ¡Olvídate! No es así como lo vas a conseguir, no es así. Es ... tienes que darle una vuelta por aquí, otra por allí, otra más allá y a lo mejor así lo consigues. Igual tampoco ... igual todavía tienes que dar tres vueltitas más pero tienes que saber cómo hacerlo y cuándo hacerlo, porque si lo coges en un estado en el que él puede estar de mal humor, en el que él pueda estar nervioso, no vas a sacar nada.
D: Se trata a veces un poco veces de romper ese malhumor o ese nerviosismo o esa …
M: De darle un giro, de darle una vuelta.
D: Me estoy acordando en una de las ocasiones en las que había un ataque y en vez de reprenderle, gritarle "¡pues siéntate, qué haces!” simplemente con decir “oye pero ¿yo te trato mal, qué pasa?” y se rompió.
M: ¡Claro! ¿Qué te dice la sociedad? “pues tú que eres el padre, tú que eres la madre, a mí me habla así le doy dos cachetones porque tú lo que tienes que hacer es …” Espérate, espérate, es que no funciona igual. Yo tengo dos y yo no puedo funcionar lo mismo con uno que con el otro. Yo a uno tengo, en un momento de discusión de “¡bueno pues esto lo que hiciste no estoy de acuerdo, no me gusta!”. A uno puedo ponerle unos límites que al otro no le puedo poner, igual que al contrario, o sea depende del momento, depende del día, depende de la situación, pero desde luego no los puedo tratar a los dos con el mismo rasero porque ninguno de los dos son iguales, cada uno funciona de una forma diferente.
D: No hay soluciones estandarizadas.
M: No.
D: No hay manual de instrucciones.
M: No.