David recuerda la técnica que le enseñaron los/as profesionales para manejar los momentos difíciles.
"En fin, (nombre de niño) andábamos por la calle, en su etapa mala de antes del TDAH y (nombre de niño) armaba … Yo ahora me río pero nosotros lo pasábamos fatal. Se tiraba al suelo, se liaba a patadas con nosotros, se agarraba al cuello, gritaba… y automáticamente era todas las miradas encima tuya. Tú no sabías dónde meterte y al final los terapeutas te dicen “aíslate, aíslate”. O sea, es una burbuja. Sí tú realmente quieres que eso se rompa y que tu hijo entienda o sepa cómo tiene que actuar tienes que hacer una burbuja, porque tu hijo te va a pegar, tu hijo te va a morder, tu hijo … Tú vas a tener miradas de la gente, vas a escuchar “el niño, le daba un cachete en el culo …” pero tú tienes que actuar de determinada manera y en nuestro caso era impasividad. O sea, el niño está en el suelo, está agarrado a tu pierna, te está mordiendo, te está pegando, ...: como si no fuese contigo, tú sigue hablando con (nombre de mujer) como si no fuese contigo porque es la única manera en la que él va a desistir. Y esa era una de las estrategias que nos daban. A veces funcionaba, a veces no. A veces decía “es que yo no sé hasta qué punto voy a estar sin hacer nada porque no sé si el bocado me va a quitar el trozo” porque es que llegaba el momento de decir es que sigue apretando, es que sigue apretando."