Pelayo explica sobre las adaptaciones y lo que se aprende también con la experiencia.
"Necesitan más tiempo, necesitan más explicación. Cuando los demás están empezando a trabajar tú les tienes que reexplicar los ejercicios porque si no se lanzan a contestar sin haber leído bien. O simplemente asegurarte de que leen lo que les pides, porque a veces por las mismas características del alumno se lanzan a escribir sin haber leído lo que les pides. Por ejemplo, asegurarte de que las órdenes que tú das son las que ellos reciben, intentar que no haya un puente entre lo que tú pides y lo que ellos creen que tú pides. Por ejemplo hay muchas herramientas, muchos métodos de coger aparte cierto tipo de alumnos y explicar bien las cosas, explicar despacio, si ves que están nerviosos pues sí que vayan al baño un momento o ... No sé, mil cosas, hay mil pequeñas herramientas que hacen que estas personas se tranquilicen y se centren en lo que nosotros queremos que consigan."
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"Además la experiencia también es un grado entonces hay alumnos que antes de que te pasen los informes o de que te informes de ellos estás en el aula y ya ves comportamientos, ya ves maneras de relacionarse y demás que te dan también pistas para saber cómo tratarlos. Y ya me tocó los dos extremos: desde gente diagnosticada que yo creo que no ofrecían ninguna diferencia con un niño sin diagnosticar y gente que no estaban diagnosticados que eran un TDAH clarísimo para mí. Yo creo que es más bien cómo trato yo al individuo y luego claro, si la familia me pide una ayuda o me pide una atención especial porque hay un diagnóstico pues yo también trabajo por ahí, pero muchas veces aplico esa metodología, esa manera de funcionar haya o no haya diagnóstico. Porque hay familias que no diagnostican o que no llevan al niño al psicólogo o que no les interesa o que lo quieren tapar y no quieren que su hijo sea tildado de nada y yo los trato como son, no como los padres quieren que sean."