MariÁngeles cuenta cómo se puede crear desde su experiencia la etiqueta de “niño/a malo”.
"El problema es que se espera que un niño con discapacidad, con dificultad, sea un niño dócil. O sea la imagen ideal es el niño dócil, bueno, pobrecito, vamos a ayudarle, pero no siempre es así. A veces las dificultades, las discapacidades, lo que generan es rebeldía, sufrimiento, angustia, que el niño manifiesta en su comportamiento. Generan trastornos de conducta. El trastorno de conducta no es un niño malo, es un niño que tiene una dificultad y que al final lo hemos hecho rebelde. Al final lo hemos hecho rebelde. Mi hijo pequeño que es un niño hiperactivo pero ningún trastorno de conducta aparte de su movimiento, su no poder estar quieto y su necesidad de moverse y sus dificultades de concentración y sus dificultades de aprendizaje, muchas, mi hijo llegó al instituto siendo un niño encantador súper querido en el colegio, súper querido por sus profesores, un niño con empatía, dispuesto a ayudar a los demás … y en seis meses era un niño rebelde, contestón, díscolo, un niño malo. En seis meses era un "niño malo". ¿Cómo se transforma un niño con dificultades de concentración en un niño malo? Pues se transforma con: las tareas que te pongo están fuera de tus posibilidades, estás siempre … nunca llegas, como nunca llegas te recrimino porque nunca llegas, si te levantas te saco al pasillo, si te levantas tres veces te expulso, si hablas en clase un parte, si le das al de al lado otro parte, y al final acaba, parte tras parte, expulsión tras expulsión, recriminación tras recriminación, al final acabas haciendo un niño con un trastorno de conducta problemática."